IDEARIO
Quienes somos, Nuestra identidad.
" Suscitados por el Espíritu Santo, nuestro Instituto es enviado por la Iglesia. En pos del padre Champagnat, evangeliza, sobre todo, educando a los jóvenes, en especial a los más desatendidos.& quot (Const. 80.)
Nuestro colegio es un centro educativo católico que la Iglesia- a través del Instituto de los Hermanos Maristas- ofrece a la sociedad para promover la formación integral de sus alumnos. Se inserta a la pastoral eclesial y en el sistema educativo nacional.
Nuestra visión del mundo y del hombre está inspirada en el Evangelio de Jesús.
Consideramos al mundo como el lugar en que los hombres dialogan entre si y se hermanan en un esfuerzo común para construir una sociedad justa, consciente y solidaria.
Creemos en el hombre como valor supremo de la creación y en su capacidad de descubrir el bien y la verdad que se asume como proyecto de una permanente conquista de si mismo y como sujeto y autor de su propia historia.
El señorío respetuoso del hombre sobre la creación, ubica a la misma al servicio de la realización de la persona y de toda la comunidad humana. Consecuentemente todas las estructuras, económicas, sociales, políticas, jurídicas,etc.que él mismo crea, deben reconocer en el hombre su razón de ser.
El educador marista ve al hombre como una persona libre, original, en situación perfectible, investido de dignidad, responsabilidad, destino y esperanzas, en interacción con la naturaleza, con los demás hombres y con Dios mismo.
Como congregación marista reconocemos y valoramos la visión de nuestro Fundador, para quién no existían fronteras en su misión educativa-evangelizadora. Vemos en todo niño y joven un hijo de Dios y un hermano universal.
En fidelidad al contexto en que vivimos, experimentamos una particular llamada a reforzar nuestro sentido de pertenencia a América Latina.
Educación y Escuela Católica.
Con los obispos latinoamericanos, creemos que la educación es un factor básico y decisivo para una cultura má acorde con las necesidades del hombre y el proyecto de Dios.
Creemos que a través de la Escuela Católica contribuímos a dar sentido evangélico a toda la realidad humana. De aquí que nuestros centros brinden un claro y explícito servicio evangelizador.
Educación, persona y sociedad.
En el pensamiento del Padre Champagnat, educar es motivar el desarrollo integral de la persona, cultivando todas sus dimensiones. Es facilitar al joven la consecución de los valores que lo humanizan y personalizan, tales como la sociabilidad, la libertad, la responsabilidad, la trascendencia, para llegar a ser buenos cristianos y virtuosos ciudadanos.
ESTILO FORMATIVO
Que proponemos: Perfil de la persona que educamos.
La escuela marista ofrece a las familias un proyecto educativo que armoniza fe, cultura y vida, según el pensamiento de Marcelino Champagnat. Este proyecto subraya los valores de abnegación y apertura a los demás; presenta la cultura como un medio de comunión entre los hombres y el saber como un compromiso de servicio. (Cons. 87)
En las diferentes dimensiones de la persona la escuela marista aspira a lograr:
Dimensión física.
Un educando que valore y respete su cuerpo y el de los demás, su desarrollo físico, sus posibilidades de expresión corporal y su salud, y los cultive a través de hábitos higiénicos, del deporte, de la vida al aire libre y del cuidado del ambiente natural y urbano en que vive.
Que adquiera el conocimiento, la aceptación y la valoración del crecimiento, de las capacidades y de las limitaciones, tanto en sí mismo como en los demás, sin discriminarse ni discriminar a nadie.
Dimensión afectiva.
Que sea capaz de asumir y espresar el cariño y la ternura, integrando su personalidad sexuada, mediante una sana relación consigo mismo, con la naturaleza, con los demás y con Dios.
Que pueda dar y recibir amor, generar relaciones amistosas, asumir y valorar la familia, como ámbito natural de crecimiento y maduración.
Dimensión cognitiva.
Un educando que cultive la memoria, la inteligencia, la capacidad de síntesis, los criterios para la reflexión, el juicio crítico, los hábitos de la labor intelectual, así como las habilidades que le permitan asumir el trabajo como expresión creativa.
Que adquiera los conocimientos suficientes y necesarios en el ámbito de las ciencias, el arte y la técnica, así como la capacidad de confrontación e investigación.
Dimensión comunitaria y social.
La educación marista motiva y acompaña al alumno para que - con autonomía y a la vez integrado a los demás - actúe en su ambiente respondiendo personalmente a su visión histórica y eterna.
Que sea creativo para desarrollar respuestas adecuadas a nuevas realidades desde la originalidad, la búsqueda, la profundización, la iniciativa.
Que esté abierto a la participación en las diferentes propuestas del centro, como jornadas, convivencias, actividades culturales, deportes.
Que, a partir de la conciencia de la miseria física y moral de los que lo rodean, sea solidario y asuma la dimensión cristiana del servicio, superando las diferencias sociales, los racismos, la voluntad de poder y de explotación.
Que sea capaz de comprometerse asumiendo responsabilidades y enfocando su formación y su futura vida profesional dentro de una perspectiva de servicio.
Que sea capaz de un diálogo crítico, responsable y creativo frente a los medios de comunicación social.
Que tenga conciencia de su ser nacional y de su participación activa como ciudadano.
Dimensión ética - valorativa.
La educación marista considera a la persona humana como valor fundante de cualquier axiología. Fundamentados en la encarnación de Cristo consideramos que todo lo profundamente humano es esencialmente cristiano. De aquí que la propuesta de valores tendrá una raíz humano-cristiana.
Más allá de la expresión histórico-cultural de los valores, se pretende capacitar a los educandos para apostar por el valor del ser frente al tener, por el sentido de la vida, la esperanza, la solidaridad, la responsabilidad, la libertad, la justicia, la conciencia crítica, el trabajo creativo, la interioridad, la reconciliación y la paz.
Dimensión trascendente.
" Movido por el Espíritu, Marcelino Champagnat quedó cautivado por el amor de Jesús y María a él y a los demás. Esta experiencia, unida a su apertura a los acontecimientos y personas, se convierte enfuente de su espiritualdad y celo apostólico, lo hace sensible a las necesidades de su tiempo, sobre todo a la ignorancia religiosa y a las situaciones de pobreza de la niñez y juventud. La fe y el deseo de cumplir la la voluntad de Dios le revelan su misión= dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar.Decía con frecuencia no puedo ver a un niño sin que me asalte el deseo de enseñarle el catecismo y decirle cuanto lo ama Jesucristo. Con este espíritu fundó el Instituto para educar cristianamente a los niños y jóvenes, en especial a los más desatendidos".(Cons. 2).
Somos conscientes que muchos de nuestros centros son ya "fronteras de evangelización". Por ello, dentro del marco de libertad que implica toda opción de fe, queremos favorecer en los niños y jóvenes una vivencia auténtica del cristianismo, mediante un ambiente escolar marcado por los valores evangélicos,la explicitación automática de la fe y el acompañamiento en su compromiso de vida. Desde este tercer nivel damos particular importancia a la catequesis sacramental, a los movimientos juveniles, a los grupos de oración y a la pastoral de vocaciones.
Respetando a las distintas opciones personales frente a la propuesta de fe, aspiramos a que nuestros alumnos:
Reconozcan en su identidad personal la dimensión trascendente que los abre a la realidad, a las demás personas y a Dios.
Descubran su proyecto de vida, insertándose conscientemente como constructores de la comunidad humana.
Asuman con apertura y respeto la propuesta evangelizadora del colegio, explicitada por la catequesis sistemática.
Sean capaces de experimentar la propuesta de valores evangélicos, participando de las actividades propias de la pastoral colegial.
Puedan llegar a una respuesta vital y comprometida frente a Cristo que los invita a su seguimiento.
Logren expresar y celebrar la fe, en el encuentro personal y comunitario con el Dios de la vida, que en Cristo ha asumido toda nuestra realidad con sus luces y sombras, penas y alegrías.
Descubran a María, nuestra buena Madre, como camino para ir a Cristo y a los hermanos.
Perciban la invitación a construir la comunidad eclesial y sean capaces de asumir una opción comprometida con los menos favorecidos
Desarrollen su vocación personal misionera siendo testigos y anuncio de la fé, vivida como don y conquista.
Puedan reconocer en Marcelino Champagnat un regalo de Dios para la Iglesia y actualizar en sus vidas los valores propios del carisma marista.
ESTILO DE ENSEÑANZA
Como lo realizamos: La pedagogía marista.
La tradición pedagógica marista se nutre de la experiencia y la reflexión educativas, desarrollada desde Marcelino Champagnat y los primeros Hermanos hasta nuestros días. Desde esta perspectiva podemos destacar alguos aspectos esenciales y peculiares.
Una pedagogía integral.
Que favorece el crecimiento total del alumno, es decir, no sólo se interesa por el aprendizaje, la adquisición de datos, las destrezas y los hábitos, sino que atiende a la persona global. Nuestros primeros Hermanos ya hacían referencia a "Educar todo el niño". Hoy, &eadcuteste principio sigue orientando nuestro servicio educativo evangelizador. Intentamos una educación personal que acompañe a cada uno según sus necesidades y que favorezca el ambiente humano para la maduración individual.
Una pedagogía mariana.
María, madre y educadora, inspira toda la propuesta y el proceso educativo marista, siendo el camino que nos conduce a Jesús de Nazaret.
Como Ella educamos desde la presencia.
La pedagogía de la presencia encuentra su raíz en el pensamiento del Padre Champagnat." ·Para educar a los niños hay que amarlos". Esta presencia está vinculada al sentido de vigilancia preventiva, que implica estar, estar cercano, con alegría, sin abrumar ni inhibir, saber retirarse a tiempo, alentar a crecer y a actuar con libertad. Presencia que permite conocer mejor al alumno y colocarse de parte del menos favorecido.
La sencillez. Característica desde nuestros orígenes, se expresa, entre otras formas, por el amor preferencial a los pobres y sencillos, la búsqueda de los objetivos sin rodeos inútiles, y la actuación sin doblez ni orgullo, buscando la esencia y no la apariencia.
La vida de familia. "El Padre Champagnat hizo de la comunidad de los primeros discípulos una verdadera familia.( Cons.49). El espíritu de familia se traduce en el trato sencillo y dialogante, y en la acogida cariñosa y participativa de todos los miembros de la comunidad educativa.
El espíritu de trabajo. La pedagogía del trabajo es expresión del espíritu mariano de sencillez y vida de familia. Frente a la indolencia y la facilidad excesiva propone el esfuerzo y la constancia.
La interioridad y la relación con Dios. Como María, que "guardaba todo en su corazón" (Lc 2,19) y supo interceder por los que amaba (Jn 2,3-5), los educadores maristas creamos un espacio para acoger en la oración a nuestros alumnos y hablarles de ellos a Dios.Nuestra confianza radica, no sólo en el esfuerzo que hacemos para enseñar, sino en la bondad del Padre que nos ha llamado a esta vocación y nos escucha ,y en la "Buena Madre", siempre atenta a las necesidades de sus hijos.
Una pedagogía participativa.
Proponemos una pedagogía en la que el educando, partícipe de su propio crecimiento,se asume como protagonista, implicándose activamente en el proceso educativo personal y grupal.
Una pedagogía del testimonio.
Creemos que nuestro testimonio personal y comunitario es más importante que nuestra acción".(XIX C. G.,Misión, 21.) "Al lado de los jóvenes, como educadores cristianos, en la escuela o fuera de ella, damos testimonio de la necesidad de lograr la armonía entre fe, cultura y vida, y entre el compromiso como cristianos y como ciudadanos".( XIX C.G., Mensaje, 12) .
Una pedagogía que parte de la vida y se orienta hacia la vida.
Entendemos que la vida misma es fuente de formación. En efecto, desde la vida el niño y más adelante el hombre, tendrá que seguir formándose. Por ello, más que la transmisión de saberes nos preocupa que el educando aprenda a aprender desde la vida.
La escuela marista busca dar respuesta a las necesidades de los alumnos en la situación de vida en que se encuentran. Esto reclama una capacidad de adaptaci6 oacuten, tanto a nivel de contenidos como de m%eacutetodos, para ofrecerles los instrumentos necesarios, evitando los aprendizajes ajenos a la realidad.
Esta pedagogía de educar desde y para la vida orienta también la formación religiosa, que queremos se traduzca en una ética concreta y no en principios abstractos.
Una pedagogía desde y para la solidaridad.
"Hemos nacido de una experiencia evangélica de solidaridad. Marcelino nos intuyó en los ojos de éste muchacho ignorante. De ahí brota lo que constituye el fundamento de nuestra propia respuesta a las necesidades de hoy."( XIX C.G., Mensaje, 11)
Estamos llamados a caracterizarnos por una particular sensibilidad frente a las situaciones , límites e injusticias que surgen dentro de la comunidad y en el entorno social. Ello inspira un estilo pedagógico muy marcado por la preferencia al más débil,por la delicadeza, por la entrega generosa, por la no discriminación, por el saber disimular las dificultades ajenas.
Atender a los alumnos con mayor dificultad es crear estructuras de apoyo, grupos de recuperación, acompañar pacientemente a quien va con retraso y ofrecerle estímulos.
ESTRUCTURAS DE PARTICIPACIÓN.
Quienes actuamos: La comunidad educativa.
Proponemos que nuestro colegio se constituya como una verdadera comunidad educativa, porque entendemos que la tarea de la educación requiere de la aportación coordinada de todos los estamentos que intervienen en ella. El camino o medio para construir esta comunidad educativa, es la participacioacuten, entendida como un proceso en constante realización. Los principios que rigen este proceso son:
La responsabilidad, asumiendo los compromisos en los niveles en que cada uno deba hacerlo, de acuerdo con el Manual de Roles y Funciones.
La subsidiariedad, respetando las competencias asignadas a los cargos superiores e inferiores.
La representatividad, haciéndose cada cual presente en los medios de gestión o gobierno a los que tiene acceso, ya personalmente, ya por su o sus representantes.
La globalidad, procurando que las acciones y los criterios que las ordenan mantengan una perspectiva de conjunto.
Una adecuada concepción de la participación exige la actitud interior de integrarse, que implica el sentido de pertenencia al centro y la aceptación del Ideario Educativo. Se expresa en el espíritu de colaboración, el trabajo en equipo y la acogida de las personas y sus iniciativas.
Los niveles de participación -informativo, consultivo y de decisión-, en los diferentes ámbitos -pedagógico, administrativo, pastoral, organizativo, etc.- dependen del tipo de servicio y de la responsabilidad otorgados a las personas y a los grupos en la animación y vivencia del proceso educativo.
Los Hermanos nos sentimos gozosamente llamados a compartir y a alentar la vivencia de nuestra misión y espiritualidad con aquellos seglares que asumen las diversas responsabilidades de animación, docencia y servicio. Identificamos los estamentos fundamentales que componen la comunidad educativa marista:
La entidad titular.
La entidad titular es el Instituto de Enseñanza General (Instituto de los Hermanitos de María o Hermanos Maristas). Define y mantiene los principios que configuran el servicio educativo-evangelizador de los centros, así como los criterios que garantizan la fidelidad al mismo. Los poderes de representación corresponden al Hermano Provincial, quien actúa por sí mismo o en forma colegiada con el Consejo Provincial, según lo determinan las Constituciones de la congregación marista. (Const. 143) .
La comunidad de Hermanos.
Los Hermanos forman una comunidad de consagrados, nacida del llamado del Señor para evangelizar educando.Intentan irradiar en la comunidad educativa un espíritu de autenticidad, lealtad y trabajo, en un ambiente de corresponsabilidad en la obra común.
Por sobre todas las cosas, la comunidad de Hermanos quiere ser esa presencia de Dios en la escuela, que recuerde a todos sus integrantes, el llamado constante que el Señor nos hace a ser fieles a la misión que nos ha confiado. Los centros que no cuentan con la presencia directa de una comunidad de Hermanos hallan en la comunidad Provncial el apoyo, el aliento y el testimonio para vivir su misión.
Los directivos de los centros.
Reciben de la entidad titular la delegación del servicio de la autoridad, entendido como compromiso de animación, y respondern - en la instancia local- ante la comunidad educativa, el Estado y la entidad titular.
Los alumnos.
La razón de ser de la escuela marista es ofrecer un servicio evangelizador a sus alumnos. Al definir nuestro espíritu formativo, hemos delineado las características esenciales de su perfil. "Con los alumnos nos comportamos como hermanos y educadores. Ayudamos a los jóvenes a convertirse en artífices de su propia formación, creando en la escuela una atmósfera de cordalidad y participación.(Cons. 88)
Es deseable la creación de agrupaciones de alumnos a través de las cuales puedan manifestar sus pareceres, dentro de un clima de confianza, donde se desarrolle la iniciativa, la libertad, la responsabilidad y el respeto mutuo.
Las familias.
Los padres de los alumnos son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Fieles a nuestro Ideario Educativo nos sentimos colaboradores en esta difícil y apasionante tarea.
La confianza de los padres depositada en el centro y el reconocimiento por parte del centro de que los padres son los primeros educadores, hacen que la colaboración mutua sea obligada.
Queremos que las relaciones entre el colegio y las familias se den siempre en un clima de cordialidad. Favoreceremos la asociación de padres de alumnos como medio para fomentar su integración a nivel educativo.
Creemos en la necesidad de un proceso continuo en la formación de los padres, en orden a un crecimiento personal y a una mayor capacitación para cumplir con su misión. De allí nuestro apoyo a toda actividad que tienda a tal fin.
Los docentes.
Los docente -maestros, profesores, catequistas, colaboradores en deportes, en actividades culturales, en laboratorios, en equipos de orientación y gabinetes psicopedagógicos- son, por su relación cercana a los alumnos,fuerzas vivas de la educación marista.
Por eso están llamados a una opción clara frente al Ideario Educativo Marista, implicándose en la elaboración y el seguimiento de los Proyectos Educativos locales. como educadores maristas procuran ser profesionales competentes, no contentándose con la simple transmisión de contenidos académicos sino buscando ser auténticos educadores y evangelizadores.
Ésto significa, para el docente, alcanzar un adecuado nivel de conocimientos, de especialización y actualización en técnicas y recursos del aprendizaje, y en la capacidad de diálogo interdisciplinario.
Junto con esto se le pide que ayude a discernir y jerarquizar los valores auténticos, que promueva relaciones humanas significativas y profundas en el ambiente escolar, y que sea capaz de integrar, a partir de las disciplinas que imparte, la fe, la cultura y la vida, desde su nivel de opción y coherencia personales.
El personal auxiliar, de administración y de servicio. Como colaboradores en oficinas administrativas, en actividades de limpieza, de mantenimiento, de recepción, cada uno, desde sus respectivas responsabilidades, hacen posible y más eficaz la acción educativa del centro.La dedicación de todas estas personas, el sentirse en una obra común, la presencia casi constante junto a los niños y jóvenes, convierten a su trabajo en un espacio de particular valor educativo.
Se les propone, por tanto: integración, colaboración, espíritu de servicio solidario, cordialidad, estima, respeto mutuo y responsabilidad.
Los exalumnos.
El exalumno marista está llamado a ser expresión vital de los valores propuestos en nuestros colegios. Nuestro servicio desea llegar a ellos mediante un acompañamiento que les facilite el contacto enriquecedor con la espiritualidad marista. En la medida en que opten por ella, los exalumnos están invitados a colaborar de una manera eficaz en la obra educadora del centro, individualmente o integrando agrupaciones específicas.
PROYECCION COMUNITARIA.
Ámbito donde actuamos:La Iglesia y la sociedad.
La Iglesia local.
"Estamos convencidos de que una mayor inserción eclesial no es sólo una exigencia de nuestra misión de Iglesia sini una fuente de renovación y fecundidad".(XIX C.G.,Misión,25). Entendemos que la escuela marista es uno de los lugares privilegiados de encuentro e irradiación de la comunidad cristiana local. Realizamos la comunión eclesial insertándonos en la pastoral de conjunto diocesana, Deseamos, por tanto, estar presentes en la vida de la Iglesia local, y asumiren ella nuestro papel específico en colaboración con las otras escuelas y colegios de la diócesis.
La realidad social.
"En nuestra inserción en el mundo, seguimos el ejemplo de Jesús que se hizo semejante a nosotros y que vivió en una unidad perfecta la fidelidad a la voluntad de su padre y la entrega sin límites al hombre".(XIX C.G. Espiritualidad Apostólica, 18)
"Un desafío para nuestra labor de educadores cristianos es como adecuar nuestra tarea educativa a una realidad cultural en profunda efervescencia y en medio de una sensibilidad creciente hacia las exigencias de la inculturación".(XIX C.G.,Misión,13.)
Como colegio marista nos enraizamos en la realidad humana, cultural, social, nacional y latinoamericana en la que estamos insertos, descubriendo sus valores auténticos, iluminándolos y enriqueciéndolos, desde el Evangelio de Jesús de Nazaret.
En esta óptica, la escuela marista está abierta a los niños y jóvenes, para favorecer encuentros e intercambios y llegar a ser un centro de formación permanente y de promoción cultural al servicio de la comunidad local. La misma realidad que nos define y que nos marca objetivos para la escuela también nos hace salir fuera de ella, y nos conduce a comprometernos en la construcción de la paz, de la justicia y de la solidaridad.
Nos sentimos solidarios con los demás centros educativos en la tarea de servir a la sociedad y mejorar la calidad de ese servicio.